A propósito de
la preparación de la película El proceso
Paradine (1947):
Cuando le
fueron sometidos varios borradores para la necesaria aprobación, Joseph Breen (Administrador del Código Hays en la época) estampó
en ellos una retahíla de puritanas objeciones: el diseño de la celda de la
prisión no debían incluir un water, había que omitir palabras y frases
indelicadas y profanas… tales como ¡Buen
Dios!, y ¡Señor!, y ¡Oh, Señor!, y ¡Sólo Dios sabe!; la palabra guarra
debía ser eliminada del diálogo; y la frase esa escandalosa casa, refiriéndose
a un hogar desordenadamente llevado, también debía ser omitida, ya que podía
inducir a pensar que se trataba de una casa de prostitución. “Finalmente
–escribió Breen- en la escena en el cuarto de baño sería aconsejable omitir el
dar a entender que Gregory Peck está en él, aunque sea indirectamente, a fin de
evitar el mostra a un hombre y una mujer en el cuarto de baño al mismo tiempo…”
incluso completamente vestidos.
No resulta
difícil comprender la acometida de libertad, que a menudo se convirtió en
libertinaje, que se apoderó de Hollywood en el momento en que este lunático
estigma de la censura desapareció por fin. Contra el Código tuvo que luchar
Hitchcock varias veces a lo largo de su carrera… consiguiendo finalmente una
victoria con una de las imágenes más iconoclastas filmadas en Hollywood, que
nadie creía que Hitchcock fuera capaz de realizar: la visión y el sonido del
agua de un water en Psicosis.