Cabrera Infante conocido amante del cine y censurado en su cubana tierra natural, se tomaba muy en serio su pasión cinéfila.
En una reunión informal de amigos alguien se quejó de que todos estuviesen hablando constantemente de cine. El novelista cubano tomó nota mental e indicó a su compañera, Miriam, que tachara de su agenda el osado que había lanzado tamaño dislate porque:
no sólo carecía de interés mantener ninguna relación, sino que además no podía ser buena persona.
Fuente: este delicioso y recomendable librito (y el diminutivo lo utilizo
en el mejor de los sentidos posible) para todo aquel que
se interese por el cine y, por tanto, sea buena persona.
Yo voy a hacer lo mismo con los partidarios de celebrar Halloween.
ResponderEliminarUn saludo.
Díselo a mis niños...
EliminarUn saludo