Bowie era un enamorado de Berlín y en 1987 tocó en un festival al lado del muro con lo que consiguió que una multitud se acercara por el lado oriental a escuchar esa "peligrosa" música occidental.
La multitud fue disuelta entre gritos de "libertad", "Gorbachov" y "el muro debe irse".
Ya faltaba poco para que el asunto cayese y ya había mucha gente picando en sus cimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.