Erasmo de Rotterdam se unió a una moda que tenía cierta aceptación en el primer tercio del siglo XVI: los libros de urbanidad. Así, en 1530 escribió uno dirigido a los niños. Entre otras cosas aconsejaba:
- Refrena las ventosidades reprimiendo el vientre
- No te balancees en la silla: quien lo hace a todos parece que trata de peerse disimulando su acción grosera.
- Abstente de mirar lo que hay en el pañuelo cuando con él te has sonado las narices.
- No temas vomitar si no puedes evitarlo, ya que es más repugnante y peligroso conservar el vómito en la garganta.
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