Nuestra Natacha fue una de las películas que fueron entregadas a la autoridad competente, en este caso al Departamento Nacional de Cinematografía, en 1939 y, como era obvio, no pasó la censura.
Estaba claro lo que iba a ocurrir, el director se había exiliado y el tema tampoco debería gozar de la venia del censor: una mujer que se doctora de psicopedagógía, por primera vez en España, y obtiene un trabajo acorde a su valía.
El caso es que esta es de las películas que Gubern y Font llaman "film fantasma" ya que el original del negativo no fue devuelto ni exhibido. De hecho, para que esto no volviese a ocurrir, se estableció por parte de Serrano Suñer la censura previa de guión y argumento en una fecha tan temprana como el 15 de julio de 1939.
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