Perdonen mi radicalidad en ciertos asuntos y más en un blog como este que desea denunciar los planteamientos extremistas e inapelables.
Pero ciertas cosas deberían no tocarse, dejarlas tranquilas... Directamente, prohibirlas porque amenazan que esta vez va en serio.
Me adhiero. Mejor no "perpetrar" una segunda parte, porque de la primera lo único que recuerdo que merece la pena es cuando el chico gordito le dice al deforme aquél: "¡Jo, macho. Cómo hueles a clase de gimnasia!"
ResponderEliminarUn saludo.
En este caso disiento querido Cayteno: mi disconformidad con la realización de una segunda parte es para no estropear una, para mí, estupenda película de aventuras que disfruté en los 80 y que ahora suelo disfrutar con mis hijos y sobrinos.
ResponderEliminarTienes que volverla a visionar, ya verás...
Un saludo