viernes, 1 de mayo de 2015

Algo huele a quemado



Tras el incendio del Reichstag (1933):

... Hindenburg que anulaba la libertad de expresión y el secreto postal y telefónico de los ciudadanos y, a cambio otorgaba a la policía pleno derecho a efectuar registros domiciliarios, incautaciones y arrestos. Por la tarde hubo gente, industriosos operarios, que se dedicó a recorrer las calles provista de escaleras y comenzó a tapar los carteles electorales de todas las vallas y columnas de anuncios pegando cuidadosamente papeles blancos encima: a los partidos de izquierdaas les había sido terminantemente prohibido cualquier tipo de propaganda electoral.

Y los alemanes gritaron:

¡Viva, Alemania era libre! (...) ¡Arriba las antorchas, arriba las banderas!


2 comentarios:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.