Enrique Pla y Deniel, en el centro
Para un humilde blog de censura,
el período de la Guerra Civil es una
fase de la historia que no deja de aportar cuestiones aunque intento evitarlas
por ser un paisaje muy manido, muy sobado.
Encuentras un mundo inacabable de odios. En este caso, el rencor venía en tarro
pequeño, el Ilmo. Enrique Pla y Deniel, pero que representaba a un perfume grande como era la Iglesia Católica
Apostólica y Romana. El que sería más tarde máximo representante de la Iglesia en España ya avisaba, en 1938, sobre lo que los españoles con alguna pretensión
intelectual se iba a encontrar:
Había también que arrojar a “los falsos ídolos
intelectuales”, expurgar las bibliotecas, añadía Enrique Pla y Deniel, obispo
de Salamanca, en su carta pastoral de mayo de 1938, “sobre todo las populares y
escolares y pedagógicas, en las cuales tanta mercancía averiada y venenosa se
había introducido en los últimos años”.
Marino Ayerra
Y ¿Qué más significaría el triunfo de Franco? En el mismo
libro podemos leer la idea que tenía el ex-sacerdote Marino Ayerra (profundemente en desacuerdo con lo que se avecinaba):
¡Atrás, pues, otra
vez!
¡A los tiempos
heroicos de la España imperial y católica!
¡A los títulos nobiliarios, a los privilegios a las prebendas!
¡A la unidad de la
fe, a la Inquisición, a la previa censura!
¡A la separación en
clases, a la opulencia en los unos y la miseria en los otros!
¡A la tranquilidad en
el orden, a obedecer y a callar!
¡A la hachas de sílex y a la búsqueda del fuego!